Hada Roja

   A lo lejos, en el reino de la naturaleza, se puede ver un hermoso campo lleno de gardenias rojas. En ese campo comenzó la historia de amor, de mi amiga, la pequeña hada roja.

   Llena de felicidad y amor, ella volaba sobre aquel campo de ensueño. Algo común, pues todas las hadas rojas se caracterizan por su fuerte amor hacía todo. Sin embargo, has de tener cuidado, pues si cometes algún error, ellas puedes convertirse en el más poderoso y eterno enemigo que tendrás. Además de ser seres de amor, también poseen la habilidad del odio.

   La pequeña hada volaba alrededor de las flores, dándoles amor para que estas pudieran crecer sanas y hermosas. Repentinamente el viento a su alrededor comenzó a sentirse bastante agradable. Sabiendo exactamente a que se debía, dijo:

-Espíritu del viento, sé que estas aquí, muéstrate. Déjame conocerte y ser tu amiga.

Su mirada vagó por el campo de flores, buscando al espíritu. En medio del aire se materializó un joven espíritu.

-Hermosa hada roja me disculpo por no haberme mostrado antes. No quería interferir con sus deberes, pero ahora que tengo el placer de conocerle. Debo decirle que es el hada más elegante y hermosa que he visto en mi eterna vida, sobretodo cuando vuela libremente todos los días entre las hermosas flores, bailando entre ellas.

 Aquel comentario alagó al hada roja. Su corazón comenzó a latir con rapidez y sus mejillas se tintaron de un suave rosa.

-Joven espíritu le doy mis gracias por su sinceridad. Además he decirle que no es necesario esconderse. ¿Podría, por favor, decirme más sobre usted?

-Será todo un placer. Además de generar corrientes de viento, puedo generar sonidos agradables con el mismo.- Explicó.- Me atrevo ahora a preguntarle a usted, ¿Quisiera concederme un baile?

-Será todo un honor ser capaz de bailar con usted, joven espíritu.- respondió el hada roja.

Y así, todos los días, comenzaron a reunirse en el hermoso campo. Bailaban, hablaban, compartiendo experiencias y mostrando todo su saber. Al hada roja le encantaba encontrarse con el espíritu. Cada vez que le veía, ella sentía una sensación de calidez en su pecho, se sentía feliz...no, más que felicidad, era amor. La ironía de aquella situación era que, siendo el hada del amor y el odio, está era la primera vez que se enamoraba. Y recíprocamente, el espíritu del viento se sentía igual.

Un día ellos decidieron mostrar su amor. Poco sabían que aquello iba a conllevar terribles consecuencias. Al unir sus labios en un beso, se produjo un terremoto misterioso. Rápidamente el hada y el espíritu volaron hacia la zona donde se produjo el temblor y observaron, sorprendidos, una larga grieta que separaba el reino mágico del reino de la naturaleza. Todos los seres de los reinos se habían reunido en el borde de aquella ruptura.

-Hada roja- Hablaron las hadas celestiales del reino mágico- ¿Has demostrado tu amor hacía el espíritu que te acompaña?

-Fue algo espontáneo, no sabíamos que produciría esta catástrofe .- respondió el hada.

-Si es así, no queda más remedio que impedirles que se vuelvan a ver el uno al otro.- Ordenó el gobernante de la naturaleza.- es por su propio bien y el de ambos reinos.

-Estamos de acuerdo con usted, rey. Las criaturas mágicas y las criaturas de la naturaleza poseen poderes completamente diferentes, si estos poderes son mezclados con algo tan poderoso como el amor, puede ponernos en peligro a todos, sobretodo a ustedes dos. Perderán sus poderes y habilidades, así como la vida.- sentenciaron las hadas celestiales.

-¿No existe alguna otra manera en la que podamos estar juntos?- Preguntó, con desesperación, el hada del amor.

-Me temo que no, lo siento.- respondió una de las hadas celestiales, alejándose del lugar.

Ante aquella sentencia, el hada roja y su amado se separaron, cada uno dirigiéndose a su reino, mientras se miraban con tristeza. Al día siguiente, el hada roja fue incapaz de realizar su deber, no podía dar amor. El espíritu del viento estaba igual, no podía convertirse en viento y brindar brisa a la naturaleza. Ambos pensando en qué se encontraría haciendo el otro en ese instante.

El hada roja no podía soportar la sensación sofocante de su sufrimiento y se fue al campo donde se encontraron por primera vez ella y su amado. Voló sin rumbo fijo hasta que se encontró nuevamente con el espíritu, este estaba desapareciendo. Se acercó a él con angustia y entendió que el espíritu no podía moverse, se estaba volviendo físicamente transparente. Lágrimas comenzaron a deslizarse por el rostro del hada y así ella también comenzó a desaparecer. Ambos estaban perdiendo sus poderes…

Mi hermosa hada roja.- dijo suavemente el espíritu del viento.- ¿Quisiera concederme un último baile?

-Será todo un honor ser capaz de bailar con usted, joven espíritu.- respondió el hada de la misma forma que antaño, cuando bailaron por primera vez, llorando con una sonrisa en el rostro.

Y bailaron hasta que desaparecieron por completo.   

Traducción por Irene Sosa.
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