Hada Amarilla

  -¡Una hermosa mañana está por comenzar!-exclamó el hada amarilla con su ánimo de siempre.- ¡Vamos, levántense! Necesitamos compartir la felicidad.

   El sol seguía oculto, todavía ni se asomaban los primeros rayos de luz, sin embargo, el hada amarilla estaba rebosante de energía y alegría. Algo normal dado que ella era el hada de la felicidad y agresividad. Esta pequeña hada es conocida por ser alguien bastante torpe, pues sus poderes tienden a mezclarse con frecuencia, pero últimamente había logrando mantener sus poderes bajo control.

    La pequeña hada amarilla se dirigió hacía la montaña del reino mágico para visitar a un gran amigo.

-¡Buenos días!- dijo con entusiasmo el hada amarilla al dragón.

   Voló y acarició suavemente al dragón, este la observó por un instante y luego dejó que montará sobre él. Ella adoraba jugar con dragones, a pesar de ser criaturas de mal carácter, las hadas amarillas lograban calmarlos con su habilidad.

-¿Listo?- preguntó el hada mientras se montaba sobre la espalda escamosa del dragón. Él simplemente asintió con la cabeza y comenzó a levitar.

-¡Bien, lo estás haciendo muy bien!- Alagó el hada. Ella, desde que decidió controlar sus habilidades para poder ayudar a los dragones con su temperamento y volverse amiga de ellos, comenzó a enseñar a ese dragón a volar y ahora se había convertido en uno de sus más amados amigos.

   Repentinamente el dragón perdió el balance asustando al hada, quien accidentalmente activó su habilidad de agresividad sobre el dragón. Intensas llamas de fuego salieron a través de la boca del dragón incendiando el reino mágico, generando caos y destrucción. El hada resbaló de la espalda del dragón y cayó desde una gran altura. Incapaz de volar, a causa de su ala dañada, pidió ayuda a gritos, más nadie pudo escucharle en aquel ambiente caótico. 

   Lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, la desesperación la consumió. Todo aquello estaba ocurriendo por su culpa. Su descuido iba a hacer que el dragón y ella fueran castigados por las hadas celestiales. Si no lograba hacer algo para solucionar el problema perdería su hogar y a su preciado amigo. 

   Una planta amortiguó la caída del hada, quien sin perder  ni un segundo se puso en pie, dispuesta a detener a su amigo. Al encontrarse con él, dudó en usar sus habilidades,pero al ver que se acercaba peligrosamente al centro del reino, se apresuró a usar su poder para calmar al dragón. Cerró sus ojos, confiando en poder efectuar su magia correctamente.

   Todo a su alrededor quedó en silencio. Abriendo sus ojos, el hada vio a su amigo dragón, sentado en el suelo, esperando tranquilamente a que ella abriera sus ojos. La sensación de alivio se apoderó de ella rápidamente, su amigo aún seguía a su lado, fue capaz de detenerle a tiempo, antes de que ocurrieran daños severos.

   Fue en aquella ocasión que el hada amarilla entendió lo importante de tener determinación y no dudar, para así ser capaz de controlar sus habilidades correctamente.

Traducido por Irene Sosa .

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